Tras barajar diferentes
escenarios, entre los que se encontraba la localización de la primera entrega,
los productores han decidido cambiar de aires y trasladar el set de rodaje a
uno de los símbolos de la actual crisis en la que se encuentran inmersos los
americanos: la ciudad de Detroit.
Un escenario, en el que no van a
tener que invertir grandes cantidades de dinero para crear el ambiente caótico
que parece va tener esta segunda parte, dado el estado de abandono y
degradación en el que se encuentra, la que un día fue una próspera y rica
ciudad industrial, dedicada de forma exclusiva al mundo del motor.
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